Recordando la tragicómica historia de un pirata que un día olvidó...
En su memoria y su vida no hallaba dónde su tesoro enterró.
Decían que fue arrastrado por el mar.
Decían que se lo llevó la eternidad.
Cantaban los jilgueros que jamás olvidaban su canción.
Aumentaban los sueños de quienes navegaban por pasión.
Sin mapas ni brújulas; las estrellas lo guiaban.
Con dudas y arrepentimientos, "en la Isla del sol", le gritaban.
Llevado por los vientos, izó velas y navegó hasta allí.
Al acercarse, lo presentía: "el tesoro está aquí".
Nadie le contó que en esa tierra habitaban fantasmas.
Nadie le contó que en esa tierra lo atraparía un sueño.
Nadie le contó que en ella perdería su alma.
Nunca supo que de ese tesoro no podría ser dueño.
Sintió que aquello era lo que buscaba
pero se rindió, cada vez que se acercaba
sabía que su vida se acababa
De esas tierras zarpó
pues una sirena le cantó
músicas de una isla perdida
a la que ella le guiaría
Craso error, ahora lo sabe
Las sirenas no tienen almas
Le robaron su nave
Y quedó solo, en aguas calmas...
Nadando... y con lo que le restaba de voluntad llegó a la tierra
Cansado de todas las batallas pues contra la mar perdía su guerra
La isla de la que la sirena cantaba
Las canciones de las que los juglares, a mencionar, nunca yerran
"La Tierra los lobos", la llamaban
Pues esa era la tierra de la luna llena
Hoy, en la Isla del sol, se cuenta una historia, en cualquier taberna
Una secuela a una trágica aventura de añoranza eterna
La historia de un silencioso pirata
Que en sus naufragios fue tratado como rata
Que no fue ángel en sus augurios
Que su alma predecía el futuro
Jamás lo volvieron a ver
Pues un día se esfumó en la niebla
Cantaba sus canciones de ayer
Aquellas con las que los corazones tiemblan
Nunca supieron si encontró su tesoro
De una embarcación que empezó con lodo
Hoy se le teme cuando la luna es de oro
Dicen que navega junto a los lobos
