Trascendencia de los días en los que la soledad no solo es real; esos días en los que la soledad te abraza con una candencia y cadencia casi únicas, incomparables. Pena se siente por la soledad, por lo que uno le devuelve el abrazo. Uno se llena la mente consigo mismo. Llenar un espacio que alguien deja; algo que desaparece sin más. Algo que se va como quien nunca realmente estuvo.
Ahí surgen las preguntas clásicas. Todos las conocemos, todos lo hemos vivido. Aquellos que han causado sin remordimientos este tipo de situaciones son los únicos que no lo entenderán, mirarán alrededor como en desdén; se han vuelto tan inmunes a estas enfermedades que hasta que no lo vivan repetidamente, no podrán comprenderlas. La empatía es una habilidad, no un talento; las habilidades se obtienen con la práctica y disciplina, un talento necesita solamente disciplina.
Este es el tema central de toda historia. Disciplina a la que no queremos someternos. Pensamos que es una manera de que el "alrededor" controle lo que tenemos en el "interior". Estamos muy equivocados. La disciplina te enseña a controlar tu alrededor para que tu interior no se vea afectado de verdad, y viceversa.
La disciplina conlleva una manera armoniosa de resolución de cualquier tipo de situación. Desde la más placentera hasta la más delicada y tenebrosa. Desde situaciones amorosas, hasta liquidaciones laborales. Analogías, comparaciones, metáforas y muchos otros recursos literarios pueden utilizarse una vez que se comprenda el valor de todo esto.
Como todo en la vida es un arte, la catarsis, la disciplina y la búsqueda de la redención lleva tiempo. Todo lleva dedicación para lograrse. Si uno no lo logra es porque el interés fue vano y momentáneo desde el principio. Nada es tan simple como parece, ni tan complicado como para carecer de cualquier solución o alivio al menos.
Habrán ojos que escuchen este sentimiento como si fuera agridulce. Demasiadas palabras para acabar en exactamente lo mismo.
Todos necesitamos alguna vez de la catarsis. Todos vivimos para la trascendencia y la redención.
Redención de todas nuestras culpas. Catarsis para la expulsión de todo lo que nos ataja de hacer lo que realmente soñamos en la vida. Trascendencia cuando nuestros sueños ya no son tales y se aprenden, se enseñan, se comprenden y se viven; se vuelve real.
En esta tormenta con los relámpagos de la catarsis, los rayos de la disciplina, las nubes de la redención y las frías gotas de la empatía, a uno le llevan los fuertes vendavales de la trascendencia.
Más allá de lo repetitivo que se haya leído todo esto, más allá del humor que te envuelva en este mismísimo instante; el punto es que nunca, pero nunca en tu vida pierdas la oportunidad de ser feliz. Porque en este circo que está alojado en tu cabeza, los payasos lloran, los trapecistas se arrastran y los fenómenos son espectadores de una tormenta intensa. No permitas que se ahoguen, no permitas que se inunden las grandes lonas, pues tus ojos rojos lo sabrán.
Así cuando cada uno de los circenses personajes ocupe su lugar dentro el espectáculo, será el preciso momento en el que habrás alcanzado la redención.
Por medio de la catarsis lograrás la redención de tu alma. Por medio de la empatía lograrás la trascendencia de tus sueños. Por medio de la disciplina lograrás que la felicidad dure más que el relámpago de tus ojos.
*Y si nada de esto te ha llegado,
piensa en ésto y todo habrá enmendado.
Podríamos volver atrás el tiempo
y tendrías la misma chance de cambiar de opinión
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*parafraseado de Tim Minchin